Pescados, mariscos, carnes y buenos tragos.
Es un recinto muy amplio, mejor iluminado ahora por una gran claraboya central, con espacio para orquesta, bar-comedor anexo también con vista a la bahía y los clásicos dibujos de Edmundo Searle. La carta recuerda su origen y sus vínculos con Las delicias del mar, con leves toques peruano y oriental.
No faltan la vaina en los aperitivos, ni vichyssoise, gazpacho, congrio a la vasca, atún tailandés y confit de pato, en una muy criolla mezcla de influencias. Tambien hay exquisitas langostas.